En los últimos años, se volvió común encontrarnos con sistemas de inteligencia artificial (IA) capaces de generar textos, reconocer imágenes o responder preguntas con una fluidez que parece propia del pensamiento humano. Sin embargo, ¿realmente razonan estos sistemas? ¿Comprenden lo que dicen o hacen? ¿Toman decisiones como lo haría una persona?
Estas preguntas y otras están en la guía “10 preguntas frecuentes y urgentes sobre Inteligencia Artificial”, elaborada por un equipo de especialistas de la Fundación Sadosky.
Cuando una IA responde una pregunta o genera una imagen, no está razonando como lo haría una persona. A pesar de que los resultados pueden parecer acertados o incluso sorprendentes, el funcionamiento de estos sistemas no implica comprensión ni intención.
Los modelos actuales —como los sistemas de generación de texto o imagen— se basan en relaciones estadísticas. Se trata de una serie de operaciones automáticas que transforman el dato de entrada en uno de salida, y no de un comportamiento similar a la forma de elaborar la respuesta que puede tener un ser humano. Analizan enormes cantidades de datos y aprenden qué patrones suelen repetirse: qué palabra sigue a otra, cómo se estructura una oración, qué colores componen una imagen de “familia”. No hay un entendimiento del contenido ni una reflexión consciente detrás.
Dicho de otro modo: cuando escribís “¿Cuántas letras ‘m’ tiene la palabra canción?”, una IA puede darte respuestas distintas en momentos distintos, incluso aunque solo hay una respuesta correcta (ninguna). ¿Por qué? Porque no analiza la palabra “canción” con sentido, sino que genera texto que estadísticamente parece una respuesta plausible.
En resumen, llamarlos inteligentes es, en el mejor de los casos, una metáfora. Y como toda metáfora, puede confundir más de lo que aclara si no se analiza en profundidad. Independientemente de los debates acerca de qué es y qué no es la inteligencia, el término IA puede resultar engañoso ya que estos sistemas no razonan.
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