¿Por qué estudiamos informática? Indagación sobre trayectorias universitarias: instituciones, estudiantes, género y trabajo.

El conocimiento general de la sociedad sobre la diversidad de aplicaciones posibles de la informática parece estar más difundido que hace diez años y el potencial de estudiar una carrera informática y conseguir un trabajo interesante y con buenas condiciones parece ser dato de la realidad compartida. Sin embargo, el aumento del interés por estudiar informática pone en tensión a las instituciones en relación con su infraestructura, equipamiento y disponibilidad de recursos humanos para atender a un número creciente de estudiantes en los primeros años. Esto ocurre, además, en un contexto donde los honorarios que percibe un informático que se dedica a la docencia está muy desfasado en relación con los que se dedican a la industria, lo cual genera una competencia atroz por los pocos recursos formados y disponibles en el área. La tasa de desgranamiento de las carreras parece explicarse por todas estas razones de manera combinada y por el hecho de que el título no sea un requerimiento para el inicio de una carrera profesional en el campo.

Teniendo en cuenta estos desafíos, compartimos con ustedes los principales hallazgos de un profundo y extenso estudio basado en datos suministrados por la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación, por datos provistos por las Universidades públicas cuya participación agradecemos especialmente y por datos generados por el equipo a cargo de la investigación, con el propósito de que sirvan para la reflexión y el diseño de políticas públicas entre los distintos actores del sistema que favorezcan el desarrollo tecnológico y soberano de nuestro país.

Este resumen ejecutivo presenta los resultados de una exhaustiva investigación realizada por un equipo de sociólogos de la Fundación Quantitas a pedido de la Fundación Sadosky. La misma ha sido encargada con el objetivo de conocer en profundidad la evolución de las carreras informáticas y el desarrollo de las trayectorias universitarias en el período 2011/2020.

Las buenas noticias son que la oferta de carreras informáticas ha crecido de manera sostenida en el ámbito público y que además se ha diversificado, contando hoy con muchas más opciones cortas, además de las carreras tradicionales y más largas. Desde 2016, el número de inscriptos ha aumentado continuamente y es particularmente significativo el crecimiento de nuevas inscriptas mujeres.  Más de la mitad trabajan y la mayoría lo hace en el área de sistemas, y afirma estar conforme con su espacio de trabajo y haber adquirido los conocimientos necesarios (en sus primeros años de carrera) para desempeñarse con autonomía. Las y los estudiantes reconocen también los esfuerzos de las instituciones académicas para favorecer la permanencia y la terminalidad: becas, tutorías y pasantías son algunas de las más mencionadas.

Las malas noticias son que las mujeres siguen siendo muy pocas y que las diversidades, al menos para el período analizado, ni siquiera cuentan en los registros oficiales. Si bien las estudiantes mujeres y diversidades reconocen la necesidad de políticas institucionales en favor de la igualdad de género, pocas instituciones tienen programas estructurados para trabajar en esta problemática y solo la mitad de los estudiantes que se autoperciben como varones cis comparten esta inquietud. Las discriminaciones más frecuentes son el menosprecio, la infantilización y el cuestionamiento de su capacidad, y tanto docentes como pares son identificados como responsables de estas actitudes en similar proporción. Entre las experiencias previas mencionadas con mayor frecuencia como aquellos espacios o situaciones que les despertaron interés en el área aparecen los videojuegos y las escuelas técnicas, ambos muy masculinizados.

Esperamos que el presente estudio contribuya al diseño de políticas públicas que fortalezcan las formaciones de nivel superior que son estratégicas para el desarrollo de nuestro país.